El lugar de la boda de estilo náutico requirió el diseño de una decoración diferente pero al mismo tiempo muy elegante. Decidimos por tanto, aceptar la escala de azules del lugar y ampliarlo un poco para abarcar tonos un poco más femeninos como el violeta y el lila (muy de moda en estos últimos años) y, por supuesto, remarcar mediante el mobiliario chillout y la decoración floral el color indispensable de toda boda: el blanco. El resultado fue una encantadora y acogedora boda, con un toque diferente, con azules, lilas y violetas bien balanceados y distribuidos pero conservando la escencia y la pureza que ofrece el blanco.
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